miércoles, 15 de diciembre de 2010

Pío Baroja



Pío Baroja




La Busca

"Acababan de dar las doce, de una manera pausada, acompasada y respetable, en el reloj del pasillo. Era costumbre de aquel viejo reloj, alto y de caja estrecha, adelantar y retrasar a su gusto y antojo la uniforme y monótona serie de las horas que va rodeando nuestra vida, hasta envolverla y dejarla, como a un niño en la cuna, en el obscuro seno del tiempo. (...)"




Baroja en Zalacaín el Aventurero




"Médium"

"Soy un hombre intranquilo, nervioso, muy nervioso; pero no estoy loco, como dicen los médicos que me han reconocido. He analizado todo, he profundizado todo, y vivo intranquilo. ¿Por qué? No lo he sabido todavía.
Desde hace tiempo duermo mucho, con un sueño sin ensueño; al menos, cuando despierto, no recuerdo si he soñado; pero debo soñar; no comprendo por qué se me figura que debo soñar. A no ser que esté soñando ahora cuando hablo; pero duermo mucho; una prueba clara de que no estoy loco.
(…)
¿Quién ha dicho que estoy loco? ¡Miente!, porque los locos no duermen, y yo duermo… ¡Ah! ¿Creíais que yo no sabía eso? Los locos no duermen, y yo duermo. Desde que nací, todavía no he despertado."


El Realismo español en TVE

Leopoldo Alas  "Clarín"


La Regenta


http://www.rtve.es/television/la-regenta/




Emilia Pardo Bazán


Los Pazos de Ulloa


http://www.rtve.es/television/pazos-ulloa/



La «ciudad muerta» como espacio literario

Brujas




Georges Rodenbach



Brujas, la Muerta

"En ocasiones le parecía que siempre había vivido en Brujas, y en otras, que acababa de llegar el día anterior. También los lugares se movían: se abolían las distancias al igual que los días (...) Pensaba poco en los incidentes de su vida pasada, disueltos ya como si fueran sueños."

"Del mismo modo también hay ciudades que tienen una personalidad, un espíritu autónomo, un carácter casi exteriorizado que corresponde ya a la alegría, al nuevo amor, al renunciamiento o a la viudez. Toda la población tiene un estado espiritual, y apenas se vive en ella, este estado de alma se comunica, se nos propaga en un fluido que se inocula y se difunde con la atmósfera.
Hugo había sentido al principio esta influencia vaga y lenitiva de Brujas, y por ella se había resignado a sus solos recuerdos, a la ruina de sus esperanzas, a la espera de una buena muerte... Y ahora todavía, a pesar de las angustias del momento presente, por lo menos su pena se diluía un poco a la hora del crepúsculo, sobre los largos canales de agua inquieta, y procuraba confundirse de nuevo con la imagen y semejanza de la ciudad."



Galdós

Benito Pérez Galdós



La desheredada


“Isidora Rufete, ¿conoces tú el equilibrio de sentimientos, el ritmo suave de un vivir templado, deslizándote entre las realidades comunes de la vida, las ocupaciones y los intereses? ¿Conoces ese ritmo, que es como el pulso del hombre sano? No; tu espíritu está siempre en estado de fiebre. Las exaltaciones fuertes no cesan en ti sino resolviéndose en depresiones terribles, y tu alegría loca no cede sino ahogándose en trsitezas amargas. […]

¡Qué gracioso! Satisfaces tu orgullo y tus apetitos determinando en ti una gran excitación cerebral, de la cual irradian sensaciones y goces. Sabes vestir con tal arte la mentira, que tú misma llegas a tenerla por verdad. Te engañas con tus propias farsas, desgraciada. Te posees de tu papel y los sientes. Enseñas a tus nervios a falsificar las sensaciones y a obrar por sí mismos, no como receptores de la impresión, sino como iniciadores de ella.”



Zola

Émile Zola


Thérèse Raquin


“En Thérèse Raquin pretendí estudiar temperamentos y no caracteres. En eso consiste el libro en su totalidad. Escogí personajes sometidos por completo a la soberanía de los nervios y la sangre, privados de libre arbitrio, a quienes las fatalidades de la carne conducen a rastras a cada uno de los trances de su existencia.” Prólogo a la segunda edición, Émile Zola, 15 de abril de 1868.

“A la misma hora, se había dado, en aquella mujer y aquel hombre, una suerte de trastorno nervioso que los devolvía, palpitantes y aterrados, a sus terribles amores. Se había establecido entre ellos un parentesco de sangre y voluptuosidad. Los mismos escalofríos los estremecían; las mismas angustias les oprimían los corazones, en una suerte de dolorosa fraternidad. A partir de ese momento no tuvieron sino un único cuerpo y una única alma para gozar y padecer. Esa comunión, esa mutua compenetración es un hecho psicológico y fisiológico que se da con frecuencia en las personas a las que hondas conmociones nerviosas hacen chocar violentamente entre sí.”


Les litanies de Satan

Charles Baudelaire

Theatre des vampires  : Les litanies de Satan

Languidez

Paul Verlaine


Yo soy el Imperio al fin de la decadencia
[…]
¡Nada poder, tan débil en mis lentos deseos!
¡Nada querer, que haga florecer esta existencia!
¡Oh, no querer ni poder aventurar la muerte!
¡Ay, todo lo bebimos! […]
¡Sólo un poema bobo que se echa al fuego,
un esclavo libertino que me desdeña,
sólo un hastío de no sé qué, que nos aflige.